Mi primera visita a Montevideo fue una de las pocas vacaciones en que no armé una programación anticipada y fui sin saber qué me esperaba ahí. Decidí definir los paseos sobre la marcha.
Mientras esperaba a que mi marido atendiera una llamada laboral impostergable para definir a dónde íbamos aquella mañana, empecé mi lectura de “La situación y la historia” de la periodista y escritora estadounidense Vivian Gornick.
Ni bien ojeé algunas de sus reflexiones sobre la narrativa personal, me di cuenta que estaba en la tierra del también periodista y escritor Eduardo Galeano. Cerré el libro y me puse a buscar lo que sea sobre “Eduardo Galeano en Montevideo” en el celular. Para mi sorpresa, apareció una ruta galeanesca.
Mi interés por el paseo no era por sus obras, sino por conocer un poco al periodista y escritor a través de su rutina. ¿Qué hacía Galeano? ¿Cómo se inspiraba para escribir?
En la Ciudad Vieja, buscamos por la bulliciosa e histórica Plaza de la Constitución. Paseamos un poco por el lugar así como hacía Galeano, y caminamos algunos pasos hacía la Librería Linardi y Risso, lugar que frecuentó en los años 60 debido a sus grupos de discusión y su robusto catálogo de publicaciones latinoamericanas.
Al abrir la puerta del lugar, nos sumergimos en un mundo donde la historia, la literatura y el periodismo son todos uno. Hay libros por todas las paredes que parecen ser infinitas, ejemplares de todo tipo, temáticas y tiempos.
Luego seguimos los pasos de Galeano hacia el Café Brasilero, a una cuadra de la librería, donde iba casi todos los días a sentarse en una mesa ubicada en la ventana. Mientras esperábamos el almuerzo, leíamos el individual que contaba qué hacía ahí: tomaba café con leche con medialunas; se quedaba horas sentado mirando por la ventana y leyendo; escribía sobre servilletas. Por supuesto me tomé el café en su homenaje mientras hacíamos la sobremesa y observábamos a los comensales y el movimiento de la calle por sus ventanas.
Volviendo del paseo, agarré mi diario de inmediato y empecé a escribir. Ya mi marido conoció un poco más la periodista (y escritora) con quien convive.
Rafa Aguiar
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Este texto fue enviado originalmente a las personas que recibieron el newslleter Correo Ohlindero el día 5/7/2024.
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